Lunes 28 de Octubre de 1957

Ella no eligió aún la vida. Ella se lanza hacia la puerta de la vida y hacia la puerta de la muerte, sin querer golpear en ninguna de las dos porque todavía no está segura de su deseo de golpear alguna de ellas. Ni siquiera sabe si quiere que alguna de las dos se abra. Pero dicen que no puede estar siempre afuera, esperando... Una se morirá de sueño, de sed y de frío. Sabido es que una persona puede ayudarla a levantar el puño para golpear. A esa persona la hubiera bastado mirarla un segundo con ternura, o estrecharle la mano con más fuerza, o decirla Alejandra con un poco de calor en la voz. Pero esa persona no quiso o tal vez no se dio cuenta del inmenso poder de esos pequeños actos suyos. O tal vez sí se dio cuenta y justamente por eso los reprimió.
Señor, alguien me ha dicho que basta con un leve ademán de mi parte para que se salve.

Pues esto hacemos: darnos sombra los unos a los otros. No importa que yo no vea el sol. Lo esencial es que tampoco tú lo veas.

Asombro. Asombro de ser yo. Asombro de ser una muchacha en la noche preñada de augurios. Asombro ante mi asombro.

Cerrad los ojos de la cara y abrid los ojos del corazón.

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