Miércoles 4 de Marzo de 1958

La mala fe continúa. Me siento desarraigada del mundo como jamás lo estuve. Pero esta vez mi exilio es beneficioso. Intento establecer una comunicación entre lo que vive en mí sin ser mío y este yo que está escribiendo ahora. En suma, quebrantar el puente que separa el sueño de la acción. He pensado en Dios y en la muerte. Hoy sentí lo misterioso con una intensidad maravillosa. Me pregunto por el origen de la noción del mal, de la culpa. Surgió en relación a Nerval. (Y qué familiar, qué cercana me es la carencia de Nerval, su herida, su persecución de sombras, de fuego.)

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