Según O. yo exijo de los otros más de lo que pueden darme. Es así como sufro en mi relación con Olga puesto que —según D.— yo aspiraría, inconscientemente, a ser el centro de su vida. Es decir, yo busco —continuó diciendo— una relación filial. Y además, confundo la amistad con el amor. Estas observaciones son importantísimas: la mayor parte de mis sufrimientos derivan de que jamás fui insustituible para nadie.
Pero ahora que lo sé, ¿sufriré menos o continuaré en mi situación infantil? Sería siniestro donar mi vida a dos dioses inútiles: el Padre y la Madre. Y más ahora, que estoy acercándome a la edad adulta. Con suma facilidad dije:
—Sí. Yo no puedo amar. (Y confieso no sufrir excesivamente por ello.)
Que me sea posible superar estos conflictos antiguos. Que me sea posible dedicar mis obsesiones al arte. Y mis fantasías. Y mis ideas.
Palabras. Palabras.
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