Domingo 6 de Septiembre de 1959

Katherine Mansfield y V. Woolf. Vitalmente, o mortalmente, me siento más cerca de la primera. Dada mi situación y educación, jamás comprenderé, creo, la vida de una aristócrata inglesa. No obstante, he comprobado que mis poemas son más profundamente sentidos y vividos por personas de —digamos— clases altas que por las demás. Lo que sucede es que yo, como judía, no me considero de ninguna clase. Y jamás comprendería a quien despreciara mi origen. Es más: creo estar orgullosa de él. (Esto se relaciona con fantasías infantiles.)
He pensado que comenzaré a escribir de 10 a 13 h (hoy me levanté a las 10.30 h).

Si sólo fuese menos oral. Un poco menos de complejos orales. Imposible estar una hora sin un cigarrillo, una uña o alimentos, en mi boca. Cada día fumo más. Y ciegamente.
Ayer vino Susana. Hicimos juntas un artículo obscuro sobre un poema de Estrella Gutiérrez. Nos divertimos mucho. Yo, no obstante, no me atrevía a mirarla a los ojos. Parecíamos dos niñas jugando.

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