5 de Octubre de 1959

No sé si quiero ir a Francia. Creo que no. ¿Qué haría allí? Probablemente haría planes para mi retorno. No obstante, debo ir. Ahora o nunca.
Me angustiaría vivir con mi familia. Lo ideal sería vivir sola, mágicamente sola.
Poemas de Milosz en la nueva traducción de Galtier. Desilusión. Hasta ahora, el mejor poema es «La berlina detenida en la noche». Y ello, porque carece de dos defectos esenciales para M.: exceso de invocaciones y decir cosas metafísicas por medio de conceptos.
Mi lucha por leer despacio y bien, por no devorar, avaler, los libros. O por desbrozar en la selva de las imágenes que me pueblan y hallar un claro por el que pueda penetrarme algo proveniente del exterior, un poema, una voz.
Murió Juvenal Ortiz Saralegui. Una hora antes de saber de su muerte pensé en mi infidelidad a la promesa de escribirle, y me prometí hacerlo. No obstante, confiaba en que pasara algo que me permitiera huir de este compromiso. Bueno, ya pasó. ¿Estás contenta, ma petite Alexandra? «Qa m'est égal». Si por mí fuera se pueden morir todos. Lo esencial es que yo «tome té». Merde alors!
Releí mi último libro. Hay poemas tan malos, tan horriblemente malos que jamás hubiera creído que pueden ser míos. ¿En qué demonios pensaba cuando no los rompí?
Huyo de lo esencial. Estoy enferma. Desintegrada. Agotada. Casi loca, o tal vez completamente. No cuento con casi nada o nada —¿qué defensas usar ante la gran evidencia?—. Ahora bien: ¿qué hago conmigo? ¿Qué haré conmigo? Voy a Francia o me quedo aquí. Estudio pintura o sigo con los poemas. O ambos. No. Ambos no. Le laurean est lent.
De a uno. Despacio. Siempre haré poemas. Miento. No me conmuevo. En el fondo no respeto nada. Soy de las que ponen bigotes a la Gioconda. La poesía. La poesía. Mi único amor es el sexo. Mi único deseo ser puta. O no serlo. Pero legiones de hombres. Y si quieren, vengan las mujeres y los niños. Particularmente niños y niñas de doce años. Alejandra Nabokov. (Pero es que yo tengo doce años...)
Lo del sexo es otra mentira. Un instante de onanismo, nada más. La gente debería masturbarse. Amarse platónicamente y masturbarse. Así sería el reino de la poesía. Fornicar sería como rascarse. Hasta podría ser público. La chair est triste. Y en verdad, mucho mejor si no hubiera sexo. Sin deseos, sin anhelos, un flotar, un deslizarse, sin sed sin hambre. El vientre materno.

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