3 de Septiembre de 1959

Las horas han volado. Las hice volar. El ensayo de Picón. Si yo tuviera una mesa cómoda trabajaría más (pero si me voy a París).
No quiero consignar mi estado mental. He hojeado las obras de Artaud y me contuve de gritar: describe muchas cosas que yo siento —en esencia: ese silencio amenazador, esa sensación de inexistencia, el vacío interno, la lucha por transmutar en lenguaje lo que sólo es ausencia o aullido—; y también habla de los períodos de tartamudez: la lengua rígida, la asfixia. Y también he hojeado un ensayo de Jung. Y tuve miedo de estar loca. Es más: me desilusioné. Porque si yo estoy loca, ¿por qué me pliego a las convenciones? ¿Por qué no me cubre la inconsciencia, el frenesí, el delirio? Y si no estoy loca, ¿por qué hay este silencio en mí, esta tensión interrumpida ocasionalmente por la angustia, la ansiedad y el llanto?
Envidio profundamente a Virginia Wolf.
La mente humana es un misterio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario