Jueves 4 de Noviembre de 1959

Ayer, antes de morir hice este plan: vivir hasta los treinta años. En estos seis años y medio hacer una novela. Vivir sólo para el arte.
Voy al cine casi todos los días. Huyo de mi casa, de su oscuridad, de mis padres, de mis viajes a la cocina con mis complejos orales.
Cap. III. A don Quijote no sólo no lo toman en serio el ventero, los mercaderes, Juan Haldudo, etc., sino tampoco Cervantes. Tal vez por eso, se lo ve tan desamparado, tan conmovedor.

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