Jueves Febrero de 1958
No es posible dejarse vencer y aniquilar por dos fantasmas. Si fueran muchos, en fin... Pero dos fantasmas.
Recordar la paloma blanca que devora a una muchacha. El gourmet que la devora; le corta los pechos, mana sangre, él coloca, en sendos agujeros, dos ramos de violetas. La cabeza cortada canta: «Los hombres no son felices y después mueren».
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