9 de Octubre de 1961

En verdad, no hay de qué hablar. Yo hablo como un nene cepillándose los dientes: sin convicción. Puedo hablar de todo con todos. Puedo hablar de nada con nadie. Cuando oigo a mis amigos decir «la vida es hermosa» me sucede un gusto a velorio en el diafragma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario