Jueves 19 de Enero de 1961

No comprendo cómo, con mi imaginación excesiva, no escribo cuentos. ¿Por qué no me atrevo a inventar? ¿Qué no me deja crear otro mundo que éste? ¿Quién me adhiere y me fija adonde yo no quiero?
Lo que falla en mí es la continuidad de las visiones, de las alucinaciones. Infidelidad a las imágenes, a lo visto. Restará una criatura freudiana. Pero yo sé que sé más de lo que creo. Yo sé que sé. Eso es indudable.
Un monstruo me persigue. Yo huyo. Pero es él quien tiene miedo, es él quien me persigue para pedirme ayuda.

JUEGOS HORRIBLES
Me dio la pata y grité. Los pelos sedosos cubrían un latido repugnante. Apreté y gritamos juntos. Vi como esperma y aceite. Nos mirábamos con ojos tensos, nos hablábamos con labios de piedra. Vomité de negro: emití una lluvia de lodo. Pero nos miramos de nuevo y nació la ternura. Lo abracé con mis brazos vestidos de una sustancia tan dulce que lloré reflexionando en nuestra mutua destrucción como una guerra mundial entre niños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario