Miércoles 21 de Diciembre de 1960

Despierto sonriendo después de una noche infernal. ¿Cómo entenderlo? Anoche releí mis poemas y me dije que no valen nada.
Anoche tomé agua hasta las tres de la mañana. Estaba un poco ebria y lloraba. Me pedía agua a mí misma, como si yo fuese mi madre: «Dame agua. En todas mis vidas tuve sed. Tengo miedo y quiero agua». Yo me daba a beber con asco, como a un animal extraño que me condenaron a saciar.
Tengo miedo. Dónde dejarme.
El día de ayer —la noche de ayer— me deja extrañada y sin saber qué hacer. Esos días infernales se repiten. El miércoles, ayer, días en que tengo una conciencia absoluta de mi imposibilidad de vivir. No puedo psicoanalizarme. No hay qué analizar. Simplemente me niego —alguien en mí se niega— a vivir. No obstante, hoy que estoy más serena me doy cuenta que hay algo fundamental que tengo que saber. «Desgarra el vuelo», dice la voz. Detrás hay algo que me hablará, antes de que muera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario